viernes, 22 de julio de 2016

ENCICLICA DEL PAPA PIO XXII

MIRANDA PRORSUS

Después de exponer las características específicas de cine, radio y televisión, el Papa hace hincapié en las responsabilidades de los directores y actores, sino también a la compañía de producción y, finalmente, distribuidores, mayoristas, de los cuales se ilustran las funciones particulares. Por otro lado, el Papa anima a los consumidores a dejar de recibir mensajes de manera acrítica por los medios. Pío XII ve otra manera de utilizar los medios de comunicación en la difusión de programas de radio y televisión católica, y reconoce el uso de medios de comunicación para difundir el mensaje cristiano.
Después de exponer las características específicas de cine, radio y televisión, el Papa hace hincapié en las responsabilidades de los directores y actores, sino también a la compañía de producción y, finalmente, distribuidores, mayoristas, de los cuales se ilustran las funciones particulares. Por otro lado, el Papa anima a los consumidores a dejar de recibir mensajes de manera acrítica por los medios. Pío XII ve otra manera de utilizar los medios de comunicación en la difusión de programas de radio y televisión católica, y reconoce el uso de medios de comunicación para difundir el mensaje cristiano.

CARTA ENCÍCLICA 
MIRANDA PRORSUS
DEL SUMO PONTÍFICE
PÍO XII 

SOBRE EL CINE, LA RADIO Y LA TELEVISIÓN  


Libertad de difusión
Como base de cuanto arriba hemos expuesto, la verdadera libertad consiste en el acertado uso de la difusión de los valores que contribuyen al perfeccionamiento humano.
La Iglesia, depositaria de la doctrina de la salvación y de los medios de santificación, tiene por sí el inalienable derecho de comunicar las riquezas que se le han confiado por disposición divina. A tal derecho corresponde el deber de parte de los poderes públicos de hacerle posible el acceso a las técnicas de difusión.
Los fieles, que conocen el inestimable don de la Redención, deben desplegar todo esfuerzo para que la Iglesia pueda valerse de los inventos técnicos y usarlos para la santificación de las almas.
Al afirmar los derechos de la Iglesia, no queremos ciertamente negar a la sociedad civil el derecho de difundir las noticias y las informaciones que son necesarias o útiles al bien común de la misma sociedad.
También deberá asegurarse a los particulares, según la oportunidad de las circunstancias y salvas las exigencias del bien común, la posibilidad de contribuir al enriquecimiento espiritual de los demás, valiéndose de las técnicas existentes.
Errores acerca de la libertad de difusión
Pero es contrario a la doctrina cristiana y a las mismas superiores finalidades de las técnicas de difusión la actitud de quienes tratan de reservar el uso exclusivo de ellos para fines políticos y propagandísticos, o los consideran como un mero negocio económico.
Asimismo no se puede aceptar la teoría de los que a pesar de los desastres morales y materiales causados en el pasado por semejante doctrina, sostienen la llamada "libertad de expresión" no en el noble sentido indicado antes por Nos, sino como libertad para difundir sin ningún control todo lo que a uno se le antoje, aunque sea inmoral y peligroso para la fe y las buenas costumbres.
La Iglesia, que protege y apoya la evolución de todos los verdaderos valores espirituales —así las ciencias como las artes la han tenido siempre como Patrona Y Madre— no puede permitir que se atente contra los valores que ordenan al hombre respecto de Dios, su último fin. Por consiguiente, ninguno debe admirarse de que también en esta materia ella tome una actitud de vigilancia, conforme a la recomendación del Apóstol: "Omnia autem probate: quod bonum est tenete"

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