sábado, 23 de julio de 2016

ENCICLICA DEL PAPA BENEDICTO XV "QUOD IAM DIU"

Quod iam diu (1 de diciembre de 1918)

Era una encíclica del Papa Benedicto XV , dada en Roma en San Pedro el 1 de diciembre de 1918, el quinto año de su Pontificado. Se solicita a todos los católicos en todo el mundo, sin importar qué lado estaban, para orar por una paz duradera y para aquellos que están encargados de hacer durante las negociaciones de paz.

El Papa señala que la verdadera, la paz no ha llegado todavía, pero el Armisticio ha suspendido la masacre y devastación por tierra, mar y aire. 1 Ahora es la obligación de todos los católicos en todos los lados para invocar la ayuda divina para todos los que participan en la conferencia de paz. Los delegados que se reunirán para definir la paz necesitan todo el apoyo que puedan obtener para su búsqueda de un paz duradera.

Pronto los delegados de las diversas naciones se reunirán en el Congreso solemne para dar al mundo una paz justa y duradera; ninguna asamblea humana ha tenido ante sí dichas determinaciones graves y complejos, ya que tendrán que tomar. Es decir, entonces, no están obligados a mostrar cómo gran necesidad que tienen de ser iluminados desde lo alto para que puedan llevar a cabo su gran tarea así. Y, ya que sus decisiones serán de sumo interés para toda la humanidad, no hay duda de que los católicos, para los que el apoyo de orden y progreso civil es un deber de conciencia, debe invocar la ayuda divina para todos los que participan en la conferencia de paz. Deseamos que este deber ser puesto a disposición todos los católicos.

CARTA ENCÍCLICAQUOD IAM DIUDEL SUMO PONTÍFICEBENEDICTO XVEN LA QUE SE PRESCRIBEN ORACIONES PÚBLICAS POR EL CONGRESO DE LA PAZ

1. Lo que ansiosamente, tanto tiempo ha, venía pidiendo el mundo entero, lo que todo el pueblo cristiano suplicaba al cielo con fervientes plegarias, lo que tanto buscábamos Nos sin tregua ni descanso, como intérprete de los comunes dolores, por el amor paternal que hacia todos sentíamos, he aquí que en un momento se ha realizado. Ha cesado la lucha. Es cierto que aún no ha venido la paz solemne a poner término a la guerra, pero al menos el armisticio que ha interrumpido el derramamiento de sangre y la devastación en la tierra, en el aire y en el mar ha dejado felizmente abierto el camino para llegar a la paz. Muchas y variadas causas han contribuido a este repentino cambio de cosas, pero si queremos dar con la última y suprema razón menester será elevar el pensamiento hasta Aquel a cuya voluntad todo obedece, hasta Aquel que movido a misericordia por la solícita oración de todos los justos ha permitido al fin al género humano respirar libre de tan largo y angustioso duelo. Por lo cual debemos dar gracias a la bondad divina por tan inmenso beneficio. Por Nuestra parte Nos alegramos de que el orbe católico haya con tal motivo realizado numerosas y célebres manifestaciones de pública piedad.

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