sábado, 23 de julio de 2016

INTRODUCCION

En este pequeño blog les hablare acerca de unas cuantas enciclícas sociales de la iglesia católica.Para comenzar les dire que es una enciclíca:
Una encíclica fue originariamente una carta circular enviada a todas las iglesias de una zona en la antigua iglesia cristiana. En ese momento, la palabra puede ser usada para una carta enviada por cualquier obispo a sus fieles. La palabra proviene del latín Encyclia y del griego ἐκκύκλιος ("ekkyklios") que significa "envolver en círculo", que es también el origen de la palabra "enciclopedia". La Iglesia católica en general, sólo utiliza este término para las encíclicas papales, pero la Iglesia Ortodoxa Oriental y de la Comunión Anglicana mantienen el uso antiguo.
 Ya sabiendo esto les hablare acerca de las enciclicas sociales:

Las Encíclicas Sociales son los pronunciamientos oficiales del Papa sobre temas sociales dirigidos a los obispos, creyentes y a toda la humanidad. Conforman en su conjunto la doctrina social de la Iglesia Católica.


Desde León XIII con Rerum novarum (sobre las cosas nuevas)' sobre la cuestión social en 1891, a ella se siguen refiriendo los pontífices, Pío XI en Quadragesimo anno (a cuarenta años) sobre las cuestiones laborales en 1931, Juan XXIII en Mater et Magistra ('Madre y Maestra) sobre los campesinos en 1961, después Pacem in terris (Paz en la Tierra) en 1963, Pablo VI sobre Populorum progressio (el progreso de los pueblos) en 1967 y Ochenta Aniversario sobre los nuevos problemas sociales en 1971. Laborem Exercens en 1981,Juan Pablo II, el 'Trabajo Humano', 'Solicitud de la cosa social', Sollicitudo rei socialis con temas sociológicos y metodológicos de la situación de la humanidad en 1988, Centesimus annus (Centésimo año) cosas nuevas de hoy en 1991, cuestiones agrícolas, Veritatis splendor en 1993, esplendor de la verdad y Evangelium Vitae de 1995, sobre la vida humana, evangelio de vida sobre el valor de la vida. Y la última Encíclica social Caritas in veritate de Benedicto XVI.

Los aspectos comentados o el enfoque asignado de política social, se desarrollan ampliamente el tema de los valores, las creencias y las ideologías y los derechos humanitarios desde una perspectiva católica. Por tanto deben considerarse como los pronunciamientos de la Iglesia Católica ante los cambios de la sociedad y el mundo y por tanto prescripciones normativas de lo correcto y justo.

Históricamente representaron en su comienzo, sobre todo Rerum Novarum, una respuesta a las demandas y agendas políticas de los partidos y movimientos políticos de orientación obrera o socialista o anarquista. Siendo la base para la creación del socialcristianismo como movimiento social y político desde fines del siglo XIX y comienzos del XX.

Además han servido como marco conceptual en las actividades de los sociólogos de orientación católica. La amplitud social dentro de las encíclicas es grande si bien las primeras se referían a los derechos sociales de los trabajadores, también hacían referencia a los patrones y la relación entre ellos. Posteriores encíclicas tratan del rol de diversas instituciones en la vida social como lo son las comunicaciones sociales y el pacificismo.

Espero les guste este pequeño blog cualquier duda o comentario me lo hacen saber... gracias



ENCICLICA DEL PAPA LEON XXIII "RERUM NOVARUM"

Rerum novarum (5 de mayo de 1891)



Rerum novarum, De las cosas nuevas (15 mayo 1891) se dedicó específicamente a la cuestión social que pronuncia S.S. Papa Leon XIII [1] exigiendo:
Que la fuerza de trabajo del hombre no sea considerada una mercancía.
Reconocer el derecho de los trabajadores a constituir sus propias asociaciones (Derecho a la Asociación laboral). Se insta al Estado a reconocer, por ser natural, el derecho de asociación profesional.




El Descanso dominical.
La Prohibición del trabajo infantil.
La Protección a la mujer trabajadora.
El reconocimiento del justo salario.
La Previsión social.




Establecer la adopción, frente al socialismo y al liberalismo capitalista extremo, del principio de colaboración entre clases sociales. Condena la lucha de clases.
El reconocimiento pleno de la propiedad privada por que era un derecho natural, aunque, dentro de los límites de la justicia.
La identificación del Capitalismo como causa de pobreza y degradación de los trabajadores.
Que el Estado tenía la misión de promover el bien público y el privado, confiriéndole, no obstante, un carácter suplementario respecto de la iniciativa privada.
La encíclica Rerum Novarum destaca el aspecto cristiano del socialismo, pero éste era condenado por materialista y antirreligioso.


El papa, recomendaba que los católicos, si así lo deseaban, organizaran partidos socialistas propios y uniones de trabajadores bajo principios católicos.



De esta manera, la Iglesia buscaba un camino intermedio entre el socialismo marxista y el capitalismo.

CARTA ENCÍCLICA
RERUM NOVARUM
DEL SUMO PONTÍFICE
LEÓN XIII
SOBRE LA SITUACIÓN DE LOS OBREROS

1. Despertado el prurito revolucionario que desde hace ya tiempo agita a los pueblos, era de esperar que el afán de cambiarlo todo llegara un día a derramarse desde el campo de la política al terreno, con él colindante, de la economía. En efecto, los adelantos de la industria y de las artes, que caminan por nuevos derroteros; el cambio operado en las relaciones mutuas entre patronos y obreros; la acumulación de las riquezas en manos de unos pocos y la pobreza de la inmensa mayoría; la mayor confianza de los obreros en sí mismos y la más estrecha cohesión entre ellos, juntamente con la relajación de la moral, han determinado el planteamiento de la contienda. Cuál y cuán grande sea la importancia de las cosas que van en ello, se ve por la punzante ansiedad en que viven todos los espíritus; esto mismo pone en actividad los ingenios de los doctos, informa las reuniones de los sabios, las asambleas del pueblo, el juicio de los legisladores, las decisiones de los gobernantes, hasta el punto que parece no haber otro tema que pueda ocupar más hondamente los anhelos de los hombres.
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ENCICLICA DEL PAPA PIO X "PASCENDI DOMINICI GREGIS"

Pascendi Dominici Gregis (8 de septiembre de 1907)



                                                                                                                                           El año 1907 el Papa San Pío X publicó la Encíclica Pascendi dominici
gregis,condenando la doctrina modernista. Esta carta constituye un acto magisterial único en su especie pues el Pontífice no sólo condena un error sino que, detalladamente y desde sus raíces más profundas se dedica a exponer la doctrina que condena. En efecto, las doctrinas modernistas no habían sido presentadas por sus autores como un sistema orgánico sino que se enseñaban sin aparente unidad abarcando campos y tendencias diversas. Sin embargo, en la Encíclica el Pontífice muestra cómo aquella aparente diversidad responde a una raíz común que encierra grave peligro para la fe católica.

 Por la naturaleza y profundidad del documento bien pudo decir el historiador jesuita Ludwig Hertling que la Encíclica Pascendi“es una obra maestra en su género, digna de ocupar un puesto al lado del Tomus ad Flavianum de León el Grande y del decreto tridentino sobre la justificación” ; Gonzalo Redondo, por su parte, señala que la Pascendies “un documento capital para el entendimiento de la vida de la Iglesia en el mundo contemporáneo” . También se tiene noticia del asombro que causó entre los mismos modernistas el conocimiento que el Pontífice mostró tener de la doctrina que condenaba. El hecho sorprendente de que en el último tiempo no sea frecuente  ninguna referencia a este documento no parece ser motivo suficiente para no ponderar con atención las razones presentadas por Pío X en su análisis de la corriente que vino a definir como “compendio de todas las herejías”. Aunque situado en un determinado momento histórico, la atención reflexiva sobre aquella Encíclica puede iluminar el fondo común a no pocas aventuras teológicas que no guardan fidelidad al supremo Magisterio de la Iglesia.
http://humanitas.cl/html/biblioteca/articulos/553.html

CARTA ENCÍCLICA
PASCENDI
DEL SUMO PONTÍFICE
PÍO X
SOBRE LAS DOCTRINAS DE LOS MODERNISTAS

Gravedad de los errores modernistas

1. Pero es preciso reconocer que en estos últimos tiempos ha crecido, en modo extraño, el número de los enemigos de la cruz de Cristo, los cuales, con artes enteramente nuevas y llenas de perfidia, se esfuerzan por aniquilar las energías vitales de la Iglesia, y hasta por destruir totalmente, si les fuera posible, el reino de Jesucristo. Guardar silencio no es ya decoroso, si no queremos aparecer infieles al más sacrosanto de nuestros deberes, y si la bondad de que hasta aquí hemos hecho uso, con esperanza de enmienda, no ha de ser censurada ya como un olvido de nuestro ministerio. Lo que sobre todo exige de Nos que rompamos sin dilación el silencio es que hoy no es menester ya ir a buscar los fabricantes de errores entre los enemigos declarados: se ocultan, y ello es objeto de grandísimo dolor y angustia, en el seno y gremio mismo de la Iglesia, siendo enemigos tanto más perjudiciales cuanto lo son menos declarados.





ENCICLICA DEL PAPA BENEDICTO XV "QUOD IAM DIU"

Quod iam diu (1 de diciembre de 1918)

Era una encíclica del Papa Benedicto XV , dada en Roma en San Pedro el 1 de diciembre de 1918, el quinto año de su Pontificado. Se solicita a todos los católicos en todo el mundo, sin importar qué lado estaban, para orar por una paz duradera y para aquellos que están encargados de hacer durante las negociaciones de paz.

El Papa señala que la verdadera, la paz no ha llegado todavía, pero el Armisticio ha suspendido la masacre y devastación por tierra, mar y aire. 1 Ahora es la obligación de todos los católicos en todos los lados para invocar la ayuda divina para todos los que participan en la conferencia de paz. Los delegados que se reunirán para definir la paz necesitan todo el apoyo que puedan obtener para su búsqueda de un paz duradera.

Pronto los delegados de las diversas naciones se reunirán en el Congreso solemne para dar al mundo una paz justa y duradera; ninguna asamblea humana ha tenido ante sí dichas determinaciones graves y complejos, ya que tendrán que tomar. Es decir, entonces, no están obligados a mostrar cómo gran necesidad que tienen de ser iluminados desde lo alto para que puedan llevar a cabo su gran tarea así. Y, ya que sus decisiones serán de sumo interés para toda la humanidad, no hay duda de que los católicos, para los que el apoyo de orden y progreso civil es un deber de conciencia, debe invocar la ayuda divina para todos los que participan en la conferencia de paz. Deseamos que este deber ser puesto a disposición todos los católicos.

CARTA ENCÍCLICAQUOD IAM DIUDEL SUMO PONTÍFICEBENEDICTO XVEN LA QUE SE PRESCRIBEN ORACIONES PÚBLICAS POR EL CONGRESO DE LA PAZ

1. Lo que ansiosamente, tanto tiempo ha, venía pidiendo el mundo entero, lo que todo el pueblo cristiano suplicaba al cielo con fervientes plegarias, lo que tanto buscábamos Nos sin tregua ni descanso, como intérprete de los comunes dolores, por el amor paternal que hacia todos sentíamos, he aquí que en un momento se ha realizado. Ha cesado la lucha. Es cierto que aún no ha venido la paz solemne a poner término a la guerra, pero al menos el armisticio que ha interrumpido el derramamiento de sangre y la devastación en la tierra, en el aire y en el mar ha dejado felizmente abierto el camino para llegar a la paz. Muchas y variadas causas han contribuido a este repentino cambio de cosas, pero si queremos dar con la última y suprema razón menester será elevar el pensamiento hasta Aquel a cuya voluntad todo obedece, hasta Aquel que movido a misericordia por la solícita oración de todos los justos ha permitido al fin al género humano respirar libre de tan largo y angustioso duelo. Por lo cual debemos dar gracias a la bondad divina por tan inmenso beneficio. Por Nuestra parte Nos alegramos de que el orbe católico haya con tal motivo realizado numerosas y célebres manifestaciones de pública piedad.

ENCICLICA DEL PAPA PIO XI "QUADRAGESIMO ANNO"

Quadragesimo Anno (15 de mayo de 1931)


Quadragesimo anno es una carta encíclica del Papa Pío XI, promulgada el 15 de mayo de 1931, con ocasión de los 40 años de la encíclica Rerum Novarum, de allí su nombre en latín, Quadragesimo anno (en el cuadragésimo año). Trata sobre la restauración del orden social y su perfeccionamiento en conformidad con la ley evangelizadora y está dirigida a los Obispos, sacerdotes y fieles católicos.

 El Papa Pío XI recuerda también los frutos que dio la encíclica: el hecho de que los gobernantes que hubieron de reconstruir el mundo después de la Primera Guerra Mundial se rigieran en cierta medida por los principios enunciados por la Rerum Novarum, la mejora de la situación de los obreros y las líneas dadas sobre sus asociaciones.
A continuación el Papa Pío XI retoma las enseñanzas del Papa León XIII sobre la capacidad que la Iglesia tiene de intervenir en los problemas económicos y sociales con oportunas líneas e indicaciones por parte del Magisterio.
Afronta el tema de la propiedad privada recordando que León XIII no hizo una defensa a ultranza de la propiedad privada a costa de la comunidad o de la sociedad, sino que mostró su doble carácter haciendo hincapié en el problema que en aquel entonces más se debatía ante las teorías socialistas. Quienes niegan el carácter social y público del derecho a la propiedad pueden caer en el individualismo; pero quienes disminuyen o rechazan este carácter caen el en colectivismo. De ahí que, como se dice en la Rerum novarum el derecho de propiedad se distinga de su ejercicio (cf. núm. 19).
Defiende el Papa Pío XI el salario aunque aconseja que los contratos de los trabajadores se hagan no tanto como “contratos de trabajo” sino como “contratos de sociedad”. Luego recuerda que al fijar el sueldo se han de tomar en cuenta diversos factores y no solo el valor del fruto producido por el trabajador. Éste ha de recibir lo necesario para afrontar el sustento de su familia y tal sustento se viera afectado por aumentos de precios de productos de necesidad u otros de esa índole, esos cambios deberían darse también de manera proporcional en el sueldo. También ha de considerarse la situación de la empresa y del dador de trabajo.
 La encíclica ofrece una renovada condena del comunismo al recordar los numerosos crímenes que se le achacan en Europa del Este y Asia. Asimismo, el Papa da unas guías para quienes deseen hacer apostolado entre los socialistas (que mitigan tanto la concepción de la lucha de clases como de la propiedad privada): no se permite ninguna connivencia con el error sino buscar y mostrar claramente la verdad.

CARTA ENCÍCLICAQUADRAGESIMO ANNODE SU SANTIDAD PÍO XISOBRE LA RESTAURACIÓN DEL ORDEN SOCIAL EN PERFECTACONFORMIDAD CON LA LEY EVANGÉLICAAL CELEBRARSE EL 40º ANIVERSARIO DE LA ENCÍCLICA"RERUM NOVARUM" DE LEÓN XIII

1. En el cuadragésimo aniversario de publicada la egregia encíclica Rerum novarum, debida a León XIII, de feliz recordación, todo el orbe católico se siente conmovido por tan grato recuerdo y se dispone a conmemorar dicha carta con la solemnidad que se merece.

2. Y con razón, ya que, aun cuando a este insigne documento de pastoral solicitud le habían preparado el camino, en cierto modo, las encíclicas de este mismo predecesor nuestro sobre el fundamento de la sociedad humana, que es la familia, y el venerando sacramento del matrimonio (Enc. Arcanum, 10 de febrero de 1880), sobre el origen del poder civil (Enc. Diuturnum, 29 de junio de 1881) y sus relaciones con la Iglesia (Enc. Immortale Dei, 1 de noviembre de 1885), sobre los principales deberes de los ciudadanos cristianos (Enc. Sapientiae christianae, 10 de enero de 1890), contra los errores de los «socialistas» (Enc. Quod apostolici muneris, 28 de diciembre de 1878) y la funesta doctrina sobre la libertad humana ((Enc. Libertas, 20 de junio de 1888), y otras de este mismo orden, que habían expresado ampliamente el pensamiento de León XIII, la encíclica Rerum novarum tiene de peculiar entre todas las demás el haber dado al género humano, en el momento de máxima oportunidad e incluso de necesidad, normas las más seguras para resolver adecuadamente ese difícil problema de humana convivencia que se conoce bajo el nombre de «cuestión social».

ENCICLICA DEL PAPA PIO XI "DILECTISSIMA NOBIS"

Dilectissima Nobis (3 de junio de 1933)


DESDE LA FE 

La encíclica Dilectissima nobis, de Pío XI, y la política religiosa de la Segunda República

Pío XI 
«Aparece, por desgracia, demasiado claro el designio con que se dictan tales disposiciones, que no es sino educar a las nuevas generaciones, no ya en la indiferencia religiosa, sino con un espíritu abiertamente anticristiano»: a pesar de su actualidad, éstas son palabras de la encíclica de 1933 Dilectissima nobis, de Pío XI, ante los ataques a la Iglesia, en la España de la Segunda República. Palabras que recoge, en este artículo, el ex Rector de la Universidad CEU Cardenal Herrera y Director del Instituto de Estudios Históricos, don Alfonso Bullón de Mendoza, como resumen de la ponencia que pronunció en el ciclo de conferencias mensuales del Aula de Doctrina Social de la Iglesia, que la Asociación Católica de Propagandistas organiza cada mes en Madrid

La quema de conventos que, en mayo de 1931, antes de que hubiera pasado un mes de la proclamación de la Segunda República, tuvo lugar en Madrid y otras ciudades de España, ante la más completa pasividad de las nuevas autoridades (recuérdese la famosa frase de Azaña: Todos los conventos de Madrid no valen la vida de un republicano), puso en evidencia que la convivencia de los católicos no iba a ser fácil. 

Sectarismo innegable 

El debate constitucional de 1931 puso aún más de relieve el sectarismo del nuevo régimen. En el debate sobre los artículos 3,26 y 27 de la Constitución, que abordaban los temas relativos a las relaciones Iglesia-Estado, el ministro de Fomento, Álvaro de Albornoz, no dudo en expresarse en los siguiente términos: «Una Constitución no puede ser nunca una transacción entre los partidos. [...] No más abrazos de Vergara, no más pactos de El Pardo, no más transacciones con el enemigo irreconciliable de nuestros sentimientos y de nuestras ideas. Si estos hombres creen que pueden hacer una guerra civil, que la hagan; eso es lo moral, eso es lo fecundo».

Pero el discurso central del debate fue el de Azaña señalando que España ha dejado de ser católica. No dudaba el político complutense de que en España hubiera millones de católicos, «pero lo que da el ser religioso de un país, de un pueblo y de una sociedad no es la suma numérica de creencias o de creyentes, sino el esfuerzo creador de su mente, el rumbo que sigue su cultura», y como ésta ya no estaba imbuida del mismo catolicismo que la del Siglo de Oro, había que plasmar esta nueva      realidad en el nuevo ordenamiento jurídico.
 

Prescindiendo de lo peculiar que resulta que un político liberal considere que da igual el número de personas que profesan una determinada creencia, lo cierto es que tampoco se ve muy claro por qué tocaba entonces emprender la persecución de la Iglesia, pues la Constitución diferenció entre dos clases de españoles: los miembros de las congregaciones religiosas y todos los demás.

Las Órdenes religiosas, tal y como se plasmó en el artículo 26, no podrían dedicarse a la enseñanza –«Ésta es la verdadera defensa de la república. A mí que no me vengan a decir que esto es contrario a la libertad, porque esto es una cuestión de salud pública»– y tampoco a la industria ni el comercio. Además, sus bienes podrían ser nacionalizados y serían expulsadas las que tuvieran un cuarto voto de obediencia a una autoridad distinta a  la del Estado (jesuitas). 

Poner a salvo los derechos de Dios 

Muchas de las cosas que se decían en la Constitución debían ser desarrolladas por el ordenamiento jurídico posterior, y por lo que a este artículo se refiere lo serían en la Ley de Congregaciones religiosas de 2 de junio de 1933. Tan sólo un día más tarde, Pío XI publicaba la encíclica Dilectissima nobis.

CARTA ENCÍCLICA
DILECTISSIMA NOBIS
DEL SANTÍSIMO SEÑOR NUESTRO
PÍO
POR DIVINA PROVIDENCIA
PAPA XI
A LOS OBISPOS, AL CLERO
Y A TODO EL PUEBLO DE ESPAÑA

SOBRE LA INJUSTA SITUACIÓN CREADA A LA IGLESIA CATÓLICA EN ESPAÑA

Siempre Nos fue sumamente cara la noble Nación Española por sus insignes méritos para con la fe católica y la civilización cristiana, por la tradicional y ardentísima devoción a esta Santa Sede Apostólica y por sus grandes instituciones y obras de apostolado, pues ha sido madre fecunda de Santos, de Misioneros y de Fundadores de ínclitas Ordenes Religiosas, gloria y sostén de la Iglesia de Dios.

Y precisamente porque la gloria de España está tan íntimamente unida con la religión católica, Nos sentirnos doblemente apenados al presenciar las deplorables tentativas, que, de un tiempo a esta parte, se están reiterando para arrancar a esta Nación a Nos tan querida, con la fe tradicional, los más bellos títulos de nacional grandeza. No hemos dejado de hacer presente con frecuencia a los actuales gobernantes de España —según Nos dictaba Nuestro paternal corazón— cuán falso era el camino que seguían, y de recordarles que no es hiriendo el alma del pueblo en sus más profundos y caros sentimientos, como se consigue aquella concordia de los espíritus, que es indispensable para la prosperidad de una Nación. Lo hemos hecho por medio de Nuestro Representante, cada vez que amenazaba el peligro de alguna nueva ley o medida lesiva de los sacrosantos derechos de Dios y de las almas. Ni hemos dejado de hacer llegar, aun públicamente, nuestra palabra paternal a los queridos hijos del clero y pueblo de España, para que supiesen que Nuestro Corazón estaba más cerca de ellos, en los momentos del dolor. Mas ahora no podemos menos de levantar de nuevo nuestra voz contra la ley, recientemente aprobada, referente a las Confesiones y Congregaciones Religiosas, ya que ésta constituye una nueva y más grave ofensa, no sólo a la religión y a la Iglesia, sino también a los decantados principios de libertad civil, sobre los cuales declara basarse el nuevo régimen español.

 

ENCICLICA DEL PAPA PIO XI "MIT BRENNENDER SORGE"

Mit Brennender Sorge (14 de marzo de 1937)


El 21 de marzo de 1937, Domingo de Ramos, en todas las iglesias de Alemania se leyó la encíclica del Papa Pío XI «Mit Brennender Sorge» (Con ardiente preocupación). Es la más dura crítica que la Santa Sede haya expresado jamás respecto a un régimen político 

A la distancia de setenta años, aquella encíclica confirma todo lo que la Santa Sede pensaba sobre la naturaleza y peligros del nazismo. Es también profético el pasaje en el que explica que la separación de la fe y la moral lleva a la decadencia y la guerra. 

Para profundizar la historia, naturaleza y enseñanzas que se sacan de la «Mit Brennender Sorge», Zenit ha entrevistado al jesuita Peter Gumpel, cuyo conocimiento histórico de las relaciones entre Alemania y la Santa Sede es decisiva. 

El padre Gumpel ha explicado a Zenit que, tras la Primera Guerra Mundial, la Santa Sede realizó esfuerzos para realizar un concordato con Alemania, pero todos los intentos fracasaron. Hubo concordatos con algunos estados alemanes como Baviera, Prusia y Baden pero no con Alemania como tal. 

El 30 de enero de 1933, Adolf Hitler tomó el poder, y ya en abril ofreció por iniciativa suya un Concordato a la Santa sede, cuyas cláusulas eran muy favorables a la Iglesia. 

En Roma, la Santa Sede no creía ni se fiaba de Hitler, pero se encontraba en la difícil situación de no poder rechazar, porque se trataba de un Concordato muy favorable. 

Por tanto, la Santa Sede, aún no fiándose para nada de Hitler, firmó el Concordato. En la Curia romana sin embargo todos sabían que Hitler no observaría ni respetaría el concordato. A pocas semanas de la conclusión del concordato, el cardenal Eugenio Pacelli, futuro Pío XII, secretario de Estado, a la pregunta del diplomático británico: «¿Respetará Hitler el concordato?», respondió: «Absolutamente no, podemos sólo esperar que no viole todas las cláusulas a la vez». 

Y en efecto, inmediatamente después de la firma, empezó la persecución de los católicos. Para defender a los católicos, la Santa Sede envió al Gobierno más de 50 protestas (cuyos textos se encuentran en el libro «Der Notenwechsel Zwischen Dem hailigen Stuhl Und Der Deitchen Reichsregierung» («El intercambio de notas diplomáticas entre la Santa Sede y el Gobierno del Reichstag – de la Ratificación de Concordato del Reich hasta la encíclica “Mit Brennender Sorge”»). (Matthias- Grunewald- Verlag – Mainz 1965). 

A pesar de las protestas oficiales de la Santa Sede, los atropellos nazis se hicieron cada vez más incesantes en la educación, en la prensa, con la prisión de sacerdotes, etc., hasta el punto de que en 1936 la Conferencia Episcopal Alemana pidió una intervención pública. 

Se esperaba a los obispos alemanes para la visita ‘ad limina’ en 1938, pero la fecha fue anticipada un año y fueron convocados a Roma en 1937. En aquella ocasión, todos los prelados estaban de acuerdo en pedir que la Santa Sede publicara un documento público de condena del nazismo. 

El padre Gumpel ha revelado a Zenit que «el cardenal de Munich, Michael von Faulhaber escribió con todo secreto el texto de la encíclica, lo escribió todo a mano para no dictarlo a nadie y mantener el secreto». 

«A este texto, que sirvió de base para la encíclica, se añadieron las intervenciones del secretario de Estado, Eugenio Pacelli, y durante siete semanas se preparó un texto con pasajes todavía más fuertes y explícitos de los indicados por Von Faulhaber» añadió el sacerdote jesuita. 

El texto definitivo de la encíclica fue firmado por el Papa Pío XI el 14 de marzo de 1937. Mediante valija diplomática, algunos ejemplares impresos fueron enviados al nuncio en Berlín, quien a su vez los pasó al obispo de Berlín y desde allí correos secretos los entregaron a todos los obispos alemanes. 
Sin saberlo la Gestapo, el texto fue impreso en doce imprentas. Muchos obispos hicieron imprimir algunos centenares de miles de ejemplares 

Con todo secreto, los textos fueron distribuidos a todos los párrocos, a los capellanes, a los conventos y la encíclica fue leída en todas las iglesias alemanas el día 21 de marzo de 1937. 
«Yo tenía 14 años y estaba en la catedral de Berlín cuando en la homilía fue leído el texto de la encíclica --recuerda el padre Gumpel a Zenit como si fuera hoy--. La iglesia estaba repleta y la reacción general fue de convencida aprobación». 

El lenguaje era claro y explícito. Hitler estaba engañando a los alemanes y a la comunidad internacional. La encíclica afirmaba que el jefe nazi era pérfido, no fiable, peligroso, alguien que quería sustituir a Dios. continuar leyendo..

CARTA ENCÍCLICA MIT BRENNENDER SORGE DEL SUMO PONTÍFICE PÍO XI SOBRE LA SITUACIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA EN EL REICH ALEMÁN

9. Y ante todo, venerables hermanos, cuidad que la fe en Dios, primer e insustituible fundamento de toda religión, permanezca pura e íntegra en las regiones alemanas. No puede tenerse por creyente en Dios el que emplea el nombre de Dios retóricamente, sino sólo el que une a esta venerada palabra una verdadera y digna noción de Dios.
10. Quien, con una confusión panteísta, identifica a Dios con el universo, materializando a Dios en el mundo o deificando al mundo en Dios, no pertenece a los verdaderos creyentes.
11. Ni tampoco lo es quien, siguiendo una pretendida concepción precristiana del antiguo germanismo, pone en lugar del Dios personal el hado sombrío e impersonal, negando la sabiduría divina y su providencia, la cual se extiende poderosa del uno al otro extremo (Sab 8,1) y lo dirige a buen fin. Ese hombre no puede pretender que sea contado entre los verdaderos creyentes.
12. Si la raza o el pueblo, si el Estado o una forma determinada del mismo, si los representantes del poder estatal u otros elementos fundamentales de la sociedad humana tienen en el orden natural un puesto esencial y digno de respeto, con todo, quien los arranca de esta escala de valores terrenales elevándolos a suprema norma de todo, aun de los valores religiosos, y, divinizándolos con culto idolátrico, pervierte y falsifica el orden creado e impuesto por Dios, está lejos de la verdadera fe y de una concepción de la vida conforme a esta.